Una revolución por todo alto

A pesar de comerlo todos los días, muchos desconocen la verdadera historia del pan. En el principio de los tiempos, el pan era muy diferente a como lo conocemos hoy día. Los habitantes del pan estaban organizados por clases sociales. La realeza, formada por la sal, era la clase social más reducida y vivía rodeada de lujo y comodidad. Por otro lado, el agua era la burguesía, y se encontraba en mayor proporción que la sal aunque gozaba también de cierta comodidad. Pero la clase social más extensa era la harina. En este mundo, el único ingrediente que trabajaba era la harina. Trabajaba día y noche con el fin de darle una buena consistencia al pan, y a pesar de todo su esfuerzo la harina vivía con un nivel de calidad de vida muy bajo. Una parte de la población no quedó conforme con este reparto injusto del trabajo, y así es como algunos miembros de la harina se rebelaron dando lugar a un grupo revolucionario conocido como la levadura. La levadura era un microorganismo revolucionario que quería contribuir al cambio social apelando a la responsabilidad de todos los ingredientes de hacer del pan el mejor alimento. Por ello, este hongo unicelular comenzó su labor movilizando a cada uno de los miembros de este país. Enseñaba la importancia del trabajo en equipo, la recompensa del esfuerzo y la importancia de la unión entre los miembros de un mismo país dejando de lado las clases sociales. Y así es como, gracias a la levadura, que provocó una fermentación en la sociedad, el pan creció como nación, aumentó su tamaño, consiguió la consistencia deseada y hoy en día es uno de los alimentos básicos de Europa, Oriente Medio, India, América y Oceanía.

Autora: Lucía Reinoso Lozano. Colegio Montealto, 4º ESO.