Investigación científica compartida

¿Quieres unirte en este mismo momento a una investigación sobre el diseño de fármacos o sobre la estructura de los aminoácidos? ¿O quizás ayudar a calcular los efectos del cambio climático? No es tan difícil como aparenta. Gracias a la computación ciudadana (Public-Resource Computing, en inglés), cualquier persona con un ordenador puede colaborar en la investigación científica de forma directa y en tiempo real. Basta con permitir que, mientras el equipo está desocupado, un sencillo programa realice cálculos para estudios punteros.

No se trata de una moda, sino de una necesidad de la ciencia actual. Como explicaba la historiadora Mercedes Vilanova Ribas en la revista Anthropos, “la modelización de los fenómenos físicos, químicos o biológicos de la naturaleza se encuentra en tal fase de sofisticación y complejidad que no es posible tratar ningún problema de cierta envergadura sin la ayuda de una cantidad considerable de recursos de computación”.

Pensemos, por ejemplo en un aminoácido. En función de la disposición de los átomos, existen muchas estructuras (o conformaciones) posibles para cada aminoácido. La conformación más probable es aquella en la que la energía asociada a la unión de sus átomos es menor. El método utilizado para calcular la energía de cada conformación consiste en simular el movimiento de la molécula de aminoácido en el medio acuoso. El problema es que la simulación de una conformación determinada con este método tarda una media de 75 horas en un ordenador doméstico. Si tenemos en cuenta que las conformaciones posibles de los 20 aminoácidos son un total de 25.000, harían falta dos millones de horas para concluir dicho trabajo. Sin embargo, con la computación ciudadana, la distribución de la tarea entre miles de ordenadores permite reducir a meses el tiempo requerido para hacer el cálculo.

En España está en marcha Ibercivis (www.ibercivis.es), una plataforma de computación ciudadana que engloba un número creciente de proyectos de investigación con participación de centros públicos españoles. Entre ellos cabe destacar tres ligados a la biología: DOCKING, de la Unidad de Bioinformática del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), para la búsqueda de fármacos contra el cáncer; NEUROSIM, del Instituto de Estructura de la Materia del CSIC, que analiza las propiedades estructurales de los aminoácidos y de pequeños péptidos que actúan en el cerebro; y AMILOIDE, orientado a buscar fármacos contra las enfermedades amiloides neurodegenerativas como el Alzheimer.

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