Lo que el ojo de la rana le dice a su cerebro
Es muy probable que alguna vez te hayas preguntado porqué algunos animales parece que no tienen que hacer ningún esfuerzo por ver cosas que a nosotros nos cuesta mucho. O que, de hecho, ni llegamos a ver. La respuesta es muy sencilla. Cada animal tiene un ojo adaptado a sus necesidades vitales: alimentación, seguridad, reproducción, etc. Hoy nos quedamos con las simpáticas ranas.
El ojo de la rana
El ojo de la rana difiere del ojo humano en que no tiene una fóvea central y que los bastones y los conos se distribuyen uniformemente sobre la superficie de la retina. Sin embargo, se asemeja al ojo humano en que estas células fotorreceptoras transmiten sus señales a un número mucho menor de células ganglionares, cuyos axones constituyen el nervio óptico que va desde el ojo hasta el cerebro.
Insertando microelectrodos en estos axones mientras se expone el ojo de la rana a varios estímulos, Jerome Lettvin y sus colaboradores en el Instituto de Tecnología de Massachussetts encontraron que diferentes células ganglionares responden a diferentes estímulos -por ejemplo, encendido y a apagado de la luz, una gran sombra que se mueve-. Lo más interesante es que un tipo de célula ganglionar solamente responde a objetos pequeños que se mueven. En otras palabras, tienen un detector de insectos. Un objeto mayor que una chinche no estimula estas células ganglionares particulares, aun si está en movimiento. Y un objeto del mismo tamaño no las estimula si está inmóvil.
Comportamiento animal
La existencia del detector de insectos corresponde a ciertas características bien reconocidas del comportamiento del animal. Una rana solamente atacará -y virtualmente lo hará siempre- a un objeto pequeño que se mueve. Y, literalmente, morirá de hambre si estuviese rodeada de insectos muertos. Así, la información sobre un aspecto extremadamente importante del mundo de la rana es procesada directamente por la propia retina.
Fuente: Biología. Curtis & Barnes.