El registro de los anillos de los árboles

Cada estación de crecimiento de la vida de un árbol deja su registro en el anillo de xilema secundario formado por el tronco. Los anillos de crecimiento son visibles dadas las diferencias en la densidad de la madera producida al comenzar la estación de crecimiento y la que se produjo al final de la estación. La madera inicial tiene células grandes y con paredes delgadas, mientras que la madera final tiene células más pequeñas con paredes proporcionalmente más gruesas. Dentro de una capa de crecimiento dada, el cambio de la madera inicial a la final puede ser bastante gradual, pero se ve un cambio distintivo donde las células pequeñas, de paredes gruesas, de la madera final de una estación de crecimiento lindan con las células de mayor tamaño y de paredes delgadas de la madera inicial de la siguiente estación de crecimiento.

El ancho de las capas de crecimiento puede variar notablemente de un año a otro, dependiendo de factores ambientales como la luz, la temperatura, las lluvias, el agua disponible en el suelo y la longitud de la estación de crecimiento. En condiciones favorables, los anillos de crecimiento son anchos; en condiciones desfavorables desfavorables, son estrechos. En la regiones semiáridas, donde caen muy pocas lluvias, los árboles son pluviómetros sensibles. Un ejemplo excelente es un pino (Pinus longaeva) de la gran cuenca occidental. Y seguido cada anillo de crecimiento es diferente, y en un estudio de los anillos nos cuenta una historia que data de miles de años.

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Los anillos a través de los años

El espécimen viviente más antiguo de esta especie de pino tiene 4.900 años. Los dendrocronólogos -científicos que realizan investigaciones históricas utilizando los anillos de crecimiento de los árboles- han sido capaces de comparar muestras de madera de árboles vivos y muertos. De esta manera, han formado una xiloteca que contiene una serie continua de anillos que datan de más de 8.200 años. Éste registro de la anchura promedio de los anillos ha proporcionado una guía valiosa de las condiciones de precipitación y temperatura en épocas pasadas. El ancho de los anillos de crecimiento de estos pinos, que viven a mayores alturas (el límite de la vegetación arbórea), se encuentra estrechamente relacionado con los cambios de temperatura. Los anillos de estos árboles han revelado que los veranos en las Montañas Blancas de California eran relativamente cálidos desde el 3.500 a. C. hasta el 1.300 a. C. y que la línea de los árboles se encontraba aproximadamente 150 metros más arriba que en la actualidad. Los veranos fueron fríos desde 1300 a. C. hasta el 200 a. C.

La información que suministran los anillos de crecimiento de las gimnospermas y las angiospermas está siendo utilizada no solo para reconstruir las condiciones climáticas del pasado, sino también para ayudar a predecir las condiciones futuras. Con un conocimiento más preciso de los climas pasados que el que aportan los registros humanos -aún aquellos de los últimos siglos-, es posible determinar patrones cíclicos de cambios en las temperaturas y en las lluvias y sequías. Esta información es de importancia considerable, por ejemplo, para planificar un manejo sensato de los recursos finitos de Aguadulce y su distribución.

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