La luz de las luciérnagas: advertencia, publicidad y trampa

Las luciérnagas son escarabajos de la familia Lampyridae. Como es característico de la mayoría de los otros insectos, sufren una metamorfosis completa. Los huevos son depositados en suelo húmedo y las larvas nacen más o menos unas tres semanas después. Pasan hasta dos años como larvas, que son carnívoras y se alimentan de anélidos, insectos y moluscos que someten con el veneno de sus mandíbulas.

Las larvas de las luciérnagas son luminiscentes, produciendo un resplandor que se enciende y se apaga en un periodo de segundos (hasta los embriones brillan un poco). El valor de supervivencia de la luminiscencia de las larvas no está claro. La mejor hipótesis es que las larvas tienen un mal sabor y que el resplandor es una señal de advertencia para los depredadores. En algunas especies se han encontrado compuestos relacionados con los venenos de la piel de los sapos. Experimentos publicados por Albert Carlson, de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook, han mostrado que los ratones que muerden las larvas, las rechazan violentamente, tirando el cadáver y restregándose la boca con las patas delanteras. Se ha mostrado también que es fácil entrenar a los ratones para que eviten las alarmas luminosas.

luciérnagas
Larva de luciérnaga mediterránea (Fotografía de Ferrán Turmo (Biodiversidad Virtual), 8/4/2009, Alòs de Balaguer, Lérida/Lleida). Es característico el tono negruzco uniforme de la cara superior de los segmentos y el tono rosado intenso (fucsia) de la ventral.

Después de pasar por varias intermudas, las larvas pupan durante un periodo de 2 o 3 semanas. Durante esta época, el órgano luminiscente adulto, una linterna, se desarrolla en la superficie ventral de los segmentos abdominales terminales. Este órgano luminiscente está bajo control neutral y se usa para resolver el problema más fundamental (para la luciérnaga) de encontrar una pareja y reproducirse. El adulto vive solamente de una a cuatro semanas, de modo que el tiempo es esencial. Cada especie de luciérnaga tiene su propio código de señal, compuesto de destellos luminosos que duran solo una fracción de segundo. Los machos emiten sus señales durante el vuelo; las hembras están estacionadas cerca del suelo o en él. Las hembras destellan en respuesta a las señales de los machos de su propia especie, apuntando su linterna hacia la linterna del macho. Cuando el macho ve el destello de respuesta, se ilumina y se dirige hacia la hembra, continuando con los destellos. En algunas especies, este destello de cortejo es diferente del patrón de destello de búsqueda previo. La copulación dura de minutos a horas, después de lo cual la hembra deposita sus huevos. El macho inmediatamente retoma sus actividades de señalización y búsqueda tratando de ubicar otra pareja. En cualquier noche de verano, hay muchos más machos que hembras buscando pareja, tal vez en una relación de 50 a 1, y la competencia entre los machos es muy intensa.

Algunas luciérnagas no son esos insectos ideales

A diferencia de las larvas, la mayoría de los adultos no son carnívoros y algunas especies no se alimentan de nada. Las hembras del género Photuris, sin embargo, son excepciones. Son carnívoras depredadoras y su presa es la luciérnaga macho de otra especie. Photuris versicolor es una de las especies más extensamente estudiadas. Tres días después de aparearse, la hembra sufre un cambio de comportamiento. En lugar de responder solo al patrón de destellos del macho de su propia especie, se transforma en una cazadora activa, volando a un área donde la especie presa se encuentra activa. Cuando una luciérnaga macho destella en la vecindad, ella responde, no con su propia señal, sino con la señal característica de la hembra a la que pertenece esa especie de macho. Una hembra de Photuris versicolor puede responder correctamente a las señales de los machos de, cuanto menos, cinco diferentes especies de luciérnagas. Aquí se presenta un grave dilema para el macho. Si hesita, pierde la oportunidad de aparearse, dada la competencia de 50 a 1. Si se apresura, corre el riesgo de ser devorado por la hembra agresiva.

Los machos de la especie Photinus macdermotti han resuelto este dilema hallando un medio de ganar tiempo mientras alejan a la competencia. Estos machos diminutos son depredados por las hembras de por lo menos 3 especies diferentes de Photuris, de modo que su incentivo es particularmente fuerte. Sus armas consisten también en destellos falsos. Cuando se aproximan a una hembra, emiten destellos que imitan a los de la hembra depredadoras de las otras especies, disuadiendo por tanto a los machos rivales de su propia especie. Asimismo, introduciendo sus destellos en los patrones de destello de los machos rivales, pueden desorganizar sus señales y hacer que las hembras le responden a ellos y no a sus rivales.

James Lloyd, de la Universidad de Florida, que ha sido un líder en estos estudios durante casi 20 años, nos recuerda que en las mismas noches de verano en que las luciérnagas están empeñadas en los rituales de cortejo, apareamiento, engaño, traición y muerte, miles de otras especies de insectos también están ocupados en actividades semejantes. ¿Son las luciérnagas más complejas que otros insectos, se pregunta, o hay dramas comparables, aunque no iluminados, que ocurren en todo el mundo de los insectos?

Fuente: Biología. Curtis & Barnes.