Adaptaciones a las temperaturas extremas 2
Con este post terminamos la miniserie sobre adaptaciones de los animales a climas extremos. Ahora te hablamos sobre cómo un animal puede vivir en un lugar como el desierto.
Adaptaciones al calor extremo
Nosotros somos homeotermos eficientes a temperaturas extremas elevadas, como lo demostró el experimento del doctor Blagden. Nuestra limitación principal en este aspecto es que debemos evaporar para una gran cantidad de agua para descargar el calor del cuerpo, razón por la cual nuestro consumo de agua es elevado. El camello, la «nave del desierto», tiene varias ventajas sobre los habitantes humanos del desierto. En primer lugar, el camello excreta una orina mucho más concentrada. Puede perder también más agua, proporcionalmente, que un ser humano y seguir funcionando. Si una persona pierde el 10 % del peso corporal como agua, empieza a delirar y se vuelve sorda e insensible al dolor. Si la pérdida llega al 12 %, el individuo es incapaz de tragar y no puede recuperarse sin ayuda. Las ratas de laboratorio y muchos otros animales comunes pueden tolerar una deshidratación de hasta 12 o 14 % del peso corporal. Los cabellos pueden tolerar la pérdida de más del 25 % del presupuesto como agua, no bebiendo durante toda la semana en los meses de verano y tres semanas en invierno.
El hecho probablemente más importante es que el camello puede tolerar una fluctuación de hasta 6 °C en la temperatura interna. Esta tolerancia significa que puede dejar que su temperatura se eleve durante las horas de luz (lo que el termostato humano nunca permitiría) y que desciende durante la noche. El camello comienza al día siguiente por debajo de su temperatura normal -en realidad, almacenando frío-. Se estima que el camello ahorra hasta 5 litros de agua por día como resultado de estas fluctuaciones de temperatura interna.
Antiguamente se pensaba que las gibas de los camellos eran tanques de almacenamiento de agua, pero en realidad son depósitos de grasa localizados. Los fisiólogos han sugerido que el camello lleva su grasa en una giba dorsal, en lugar de estar distribuida en todo el cuerpo, porque la giba, que actúa como un aislante, impide que el calor fluya hacia la parte central del cuerpo. Una distribución uniforme de grasa, que es decididamente útil en los animales del ártico, no lo sería para los habitantes de los climas cálidos.
La mayoría de los pequeños animales del desierto son, al igual que los mamíferos primitivos, nocturnos. La evitación del calor directo es su principal medio de regulación de la temperatura. Los pequeños animales del desierto habitualmente no descargan calor sudando o jadeando; a raíz de sus áreas superficiales relativamente grandes, estos mecanismos serían extravagantes en términos de pérdida de agua. Como estos animales nos ayudan a recordar que los problemas fisiológicos, aun aquellos que a primera vista pueden parecer diferentes, siempre están interrelacionados. Una solución exitosa para cualquier problema fisiológico específico implica invariablemente las interacciones de sistemas diferentes, equilibrando las diversas demandas impuestas al nimal en conjunto con sus necesidades.
Fuente: Biología. Curtis & Barnes.