Una amiga muy especial

Me la encontré en la playa, así, sin buscar, y me la llevé a mi casa para poder preguntarle. Se llamaba Eli. Era una “Euspongia officinalis”. Hablamos sin parar y fue allí cuando descubrí que, a lo mejor, soy una esponja de mar.

—Imposible —le dije—. ¿Cómo iba a ser eso verdad? Los humanos tenemos un cerebro y un sistema nervioso complejo. Podemos movernos a nuestra voluntad, poseemos órganos especializados y comemos de verdad, digiriendo los alimentos en vez de filtrar.

—Mira en tu interior y lo averiguaras —me insistió.

Pensando, llegué a una conclusión: las dos éramos animales. Nuestras células no tienen pared celular. También compartimos un ancestro común lejano, además ambas necesitamos oxígeno para vivir y subsistir. Sus células, aunque simples, trabajan juntas para filtrar, al igual que las nuestras se organizan para crear. Así que… ¿acaso soy una esponja de mar?

Autora: Mariana Araujo de Silva. IES CARMEN CONDE – 1º BTO.

Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de Madrid
Resumen de privacidad

El presente sitio web pertenece al Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de
Madrid (COBCM) utiliza cookies propias y de terceros para mejorar analizar el tráfico
web de la misma. Para continuar navegando es necesario aceptar expresamente la
Política de Cookies. Aviso LegalPolítica de privacidadInformación sobre cookies

.