La Península Antártica se enfría un poco por el ozono y el viento
Es un hecho: el cambio climático sigue avanzando a un ritmo imparable y provoca cada vez más daños en el medio ambiente. Sin embargo, dos hechos concretos han conseguido «enmascarar» temporalmente los efectos del calentamiento global: la Península Antártica se ha enfriado ligeramente gracias al ozono y al viento.
Un pequeño respiro para la Península Antártica
Entre 1950 y 1990 saltaron todas las alarmas sobre el calentamiento global al registrarse importantes aumentos de las temperaturas en la Península Antártica. Pero parece que este avance preocupante se ha detenido (al menos temporalmente) gracias a la variabilidad natural del clima y a la estabilización del agujero en la capa de ozono, que parece que por fin empieza a mejorar.
Por suerte, la Península ha entrado en una fase de enfriamiento temporal a pesar de que la Tierra está batiendo records de temperaturas (son superiores a las medias registradas en el siglo XX), pero hay que tener en cuenta que, en cualquier caso, los glaciares siguen retrocediendo.
El profesor John Turner, uno de los científicos e investigadores del British Antartic Survey (en Reino Unido) explica que la estabilización del ozono y los cambios registrados en los patrones del viento han provocado un enfriamiento temporal que enmascara de momento los efectos del calentamiento climático global. Pero analizar las condiciones de la Península Antártica no es nada fácil, ya que es una de las zonas más complejas de estudiar en el planeta.
Los estudios realizados por el equipo que lidera Turner han puesto de manifiesto que, a pesar de la tendencia al aumento de las temperaturas en la Tierra, las condiciones de la Península Antártica son muy particulares y en la zona se podrían registrar ligeros aumentos o descensos en los próximos años. Lo que sí parece claro es que, independientemente de la progresión a corto plazo, los gases de efecto invernadero acabarán provocando un aumento global de las temperaturas a largo plazo, que se hará muy evidente a finales del siglo XXI.
Fuente: Ecoticias.