¡Qué suerte que tenemos la hemoglobina para poder vivir!

Todos sabemos que necesitamos el oxígeno para vivir. De hecho, el sentido de la respiración es el de introducir oxígeno en el cuerpo para que las células puedan realizar reacciones químicas que se producen en su interior. Para que esto ocurra, la hemoglobina es esencial.

Sin embargo, el oxígeno es relativamente insoluble en el plasma sanguíneo (la parte líquida de la sangre). Sólo cerca de 0,3 milímetros de oxígeno se disuelven en 100 mililitros de plasma a presión atmosférica normal. En los insectos, que no dependen de su sangre para transportar oxígeno a cada célula, esta baja solubilidad tiene pocas consecuencias. En otros animales sería una limitación grave. La presencia de estas moléculas especiales de proteína, transportadora de oxígeno, conocidas como pigmentos respiratorios, eleva hasta 70 veces la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre. Estos pigmentos se encuentran en la sangre de virtualmente todos los animales activos excepto los insectos, incluyendo hasta la lombriz de tierra.

La hemoglobina

La hemoglobina es el pigmento respiratorio que se encuentra entre los vertebrados. También en una gran cantidad de especies de invertebrados que representan a muchos grupos diferentes. En la mayoría de los invertebrados los pigmentos respiratorios están disueltos simplemente en el plasma sanguíneo. En los vertebrados y los equinodermos, los pigmentos son llevados en glóbulos rojos. Estas células están altamente especializadas para su función transportadora. Un glóbulo rojo maduro lleva aproximadamente 265 millones de moléculas de hemoglobina.

Una molécula de hemoglobina está formada por cuatro cadenas polipeptídicas (globinas). A cada una de las cuales se une un grupo hemo, cuyo átomo de hierro es capaz de unir de forma reversible una molécula de dioxígeno.

La hemoglobina es roja cuando está transportando el oxígeno en su interior. De ahí el color de la sangre.

 

Fuente: Biología. Curtis & Barnes.