Un biólogo en el sector mascotas

La vocación nace desde niños. La mía por las mascotas y la biología en general no fue excepcional. Desde pequeño, como muchos de vosotros, tuve la clásica tortuga de orejas rojas, el sufrido hámster, un caracol o una cobaya tricolor llamada “Chucky”, entre otros muchos animales.

Tampoco supe decir que no a mi primer acuario de ocho litros. Estaba oxigenado mediante un filtro de placas, espoleado por un ruidoso compresor que emitía un ruido similar a decenas de abejorros zumbando sin descanso. La luz del acuario brillaba por su ausencia.  Pero los protagonistas entre toda la amalgama de cachivaches eran dos sufridos peces rojos, cuyo mejor momento del día, era la hora de comer. Yo los alimentaba religiosamente mediante escamas de pienso con forma de hostia sagrada. También disfrutaban de lo lindo cuando les cambiaba el agua por otra más limpia y fresca repleta de oxidante O2. Supongo que en ese instante se sentían como pez en el agua o simplemente libres.

La mayoría de vosotros ya conoce las dificultades que tenemos los biólogos para trabajar en lo en lo que nos gusta, en llevar a cabo nuestra vocación infantil. La mía os la acabo de presentar. Yo la he hecho realidad, ¿queréis saber cómo? 

Una vida profesional entre animales

Comencé mi periplo en el sector mascotas mientras estudiaba la carrera. Los sábados por la mañana acudía a un comercio especializado en peces tropicales, allí echaba una mano atendiendo a los clientes. Fue mi primer contacto con la atención al público y pronto entendí por qué hay tanta gente que lo odia… Pero esta es otra cuestión que a mí nunca me afectó lo suficiente como para dejar lo que más me gusta: las mascotas. Aprendí a nivel profesional, los entresijos del negocio de la acuariofilia y prescindí de la paga. Además, lo complementé con interesantes lecturas y foros relacionados, de los que en alguno fui moderador.

Especializarme en acuariofilia, dio un empujón importante a mi currículum y me abrió muchas puertas. Una de ellas, me permitió trabajar haciendo mantenimientos de acuario y viveros de marisco (quien haya visto la película de humor “Gigoló”, sabrá a qué me refiero). Aún me quedaban dos años para terminar la licenciatura y mi currículum aumentaba en el campo que a mí más me gustaba. Este trabajo me exigía cada vez más y si os soy sincero, el salario no era demasiado boyante por lo que aproveché una oportunidad que me surgió en el sector farmacéutico para dejar los mantenimientos de acuario. Concretamente empecé a trabajar en el estabulario de una multinacional francesa cuidando de sufridos ratones albinos. Puesto que el trabajo era solo los fines de semana, pude compaginarlo con mi proyecto fin de carrera, y prácticas como acuarista en el Zoo-Aquarium de Madrid; las cuales me brindaron los créditos necesarios de libre elección para ser biólogo.

Seguimos

 ¡Qué de cosas puede hacer un biólogo! ¿Verdad? Y yo que empecé cuidando de Chucky… Al licenciarme me llamaron de un centro de jardinería. En concreto me querían en la sección de mascotas. Les llamó la atención que estuviera especializado en acuariofilia. Al parecer es complicado encontrar mi perfil profesional en las tiendas de mascotas. Pasé la entrevista y en la sección de mascotas, viví diez años de mi vida, justo los años más crudos de la crisis económica. 

Cuando la economía mejoró, recibí la llamada de una multinacional americana de alimentos para perros; me ofrecieron ser delegado comercial. Si queréis iniciaros en este oficio debéis tenerlo muy claro. A mí me permitió conocer la otra cara del sector mascotas. Quizá algún día me anime y escriba “un biólogo como delegado comercial”,si la presente entrada os gusta. 

Cambiamos

¿Y qué hago ahora? Pues además de escribir este artículo, dejé de ser delegado comercial por voluntad propia y pronto comienzo mi próximo empleo como community manager en una empresa especializada en acuariofilia. 

Miguel Muñoz mascotas

Todos estos trabajos me han dado un montón de anécdotas y conocimientos que plasmo día a días en mi blog de mascotas del que estoy muy orgulloso, podéis echarle un vistazo aquí: https://www.fanmascotas.com. ¡Hace poco me nombraron finalista en los premios20blogs del periódico 20 Minutos! Acudir a la gala rodeado de gente famosa y otros blogueros, da una satisfacción enorme. A propósito, en el blog tenéis mi email por si os apetece poneros en contacto conmigo.

Por último os invito a leer “Reflexiones entre mascotas” mi primer libro que narra, mediante capítulos cortos, las anécdotas que le ocurren a Max, un biólogo sensible, místico, irónico, observador minucioso y reflexivo que trabaja como dependiente de mascotas.

¡Seguro que más de uno se siente identificado!