Mayores sequías y más frecuentes; el calentamiento global debilita el chorro polar

sequía España 2023
Precipitación acumulada en España entre el 1 y el 17 de abril / AEMET

La situación de sequías en nuestro país no deja de agravarse. De acuerdo a los datos de la AEMET, ha llovido un 75% menos de lo normal en gran parte del país en lo que llevamos de año, especialmente en el este, sur y centro peninsulares. Las consecuencias se notan especialmente en las reservas de agua. Lo normal serían 37.000 hm3, pero la cifra actual ni siquiera alcanza los 29.000 hm3.

Sin embargo, no solo es importante “cuánto” ha dejado de llover. También lo es, y mucho, el “cuándo”. Y es que el trigo, por ejemplo, necesita agua en marzo y abril para granar. De poco sirve que se recupere el agua con mucha precipitación más adelante.

Según la COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), la mayoría de las cosechas de trigo y cebada en la mitad sur de la Península ya se dan por perdidas. Las de la mitad norte peligran si no llega la lluvia. 

Pero no solo las sequías son cada vez más frecuentes. También lo son las calimas o las ya conocidas como DANA o gotas frías. ¿Por qué? ¿Cómo influye el calentamiento global? La clave está en la corriente en chorro que circula en torno al Polo Norte. El chorro polar.

¿Qué es el chorro polar?
chorro polar
Nubes se unen a una corriente en chorro, Canadá / Wikipedia

Una corriente en chorro es una corriente atmosférica de vientos relativamente intensos. La polar es la predominante, y está asociada al frente polar de latitudes medias. Se concentra en la alta troposfera (a unos 11.000 metros de altura) y da la vuelta a todo el globo.

Se forma por las diferencias de temperaturas entre el ecuador y el polo, las cuales generan diferencias de presión que provocan los flujos de aire. A mayor diferencia de temperaturas, mayor intensidad de la corriente en chorro. Por eso, la velocidad del chorro polar es mayor en invierno (polo más frío) y menor en verano. En teoría, debería circular con meandros débiles en invierno y meandros fuertes en verano.

¿Hacia dónde nos dirigimos?

El calentamiento global está calentando a mayor ritmo (más del doble) las regiones polares del norte que las ecuatoriales. Esto ha provocado que el chorro polar se desplace a latitudes más altas, que su velocidad disminuya y que sus meandros sean más intensos. ¿El resultado? Que sean más frecuentes los cambios bruscos en el tiempo atmosférico : sequías, gotas frías, calimas…

Tal y como explica el IPCC (Interngovernmental Panel on Climate Change) más reciente, muchos de los riesgos climáticos a los que deberemos hacer frente en los próximos años son mayores de lo que se había estimado en informes anteriores, así como su impacto previsto a largo plazo.

Llegados a este punto, admiten desde el IPCC, será complicado mantener el calentamiento de nuestro planeta por debajo de los 2ºC, por lo que resulta esencial comprender los riesgos (climáticos y no climáticos) a los que tendremos que hacer frente para desarrollar las medidas de adaptación adecuadas, ahora y en el futuro próximo.

Las opciones de adaptación que son factibles y efectivas hoy en día se verán limitadas y serán menos efectivas a medida que aumente el calentamiento global

IPCC, 2023

La ventana de actuación para mitigar estos efectos climáticos extremos del calentamiento global se va cerrando rápidamente. Entre otras muchas medidas, se necesitan métodos más efectivos de almacenamiento de agua potable, aumentar las superficies arboladas para controlar las riadas frente a lluvias torrenciales y desarrollar especies de cultivos más resistentes a la falta de agua.

La medida en la que generaciones actuales y futuras experimentarán un mundo distinto y más caliente depende de las decisiones que tomemos ahora y en el futuro cercano / IPCC 2023

Autora: Beatriz López Muñoz

Bióloga. Experta en Comunicación Pública y Divulgación de la Ciencia (UAM).