Yo, la vida
Desperté en la oscuridad, cuando la Tierra aún era joven y los océanos ardían. No tenía nombre, ni forma, solo un susurro en el agua cálida, un latido en la sopa primordial.
Al principio, fui simple, diminuta, apenas una hebra de moléculas aprendiendo a copiarse. Pero con el tiempo, crecí. Me dividí, cambié, me adapté. Aprendí a alimentarme de la energía del sol y a respirar en un mundo sin oxígeno.
Mis hijos fueron muchos: algunos vivieron en lo profundo del mar, abrazando el calor de las fumarolas, otros flotaron en la superficie, pintando el agua de verde con su aliento. Fueron ellos, mis pequeños artesanos, quienes transformaron la atmósfera, llenándola de oxígeno hasta teñir el cielo de azul.
Durante mil millones de años, fui solo células. Luego, aprendí a unirme, a formar tejidos, a moverme. Creé seres que nadaban, que gateaban, que volaban. Con cada extinción, sufrí, pero nunca me detuve.
Soy la biodiversidad. Nací en un océano hirviente hace 3.500 millones de años y desde entonces no he dejado de cambiar. Porque mi única ley es la evolución, y mi destino es perdurar.
Autor: Maxím Budía Babán. COLEGIO ANDEL – 1º BTO.