El origen de la genética

La herencia, la transmisión de las características de los padres a la progenie no se estudió como ciencia hasta la segunda mitad del siglo XIX. Y, sin embargo, los problemas encarados en este estudio se encuentran entre las más fundamentales de la biología. Es más, actualmente la genética es uno de los campos más importantes y con más desarrollo dentro de la investigación actual.

Sin embargo, desde que la especie humana pasó de ser cazadora-recolectora a agrícola ha estado trabajando bajo fundamentos genéticos: mejora de los animales domésticos y de los cultivos mediante la reproducción selectiva de individuos con características deseables.

Mendel: padre de la genética

Gregor Mendel

Un monje austríaco, que no había conseguido superar las pruebas para ser docente, llevó a cabo una serie de observaciones en un jardín del monasterio. Su trabajo, desarrollado al mismo tiempo en el que Darwin escribía «El origen de las especies», fue ignorado hasta el después de su muerte. Sin embargo, marca el comienzo de la genética moderna.

Para sus experimentos sobre herencia, Mendel escogió el guisante común. Eran fáciles de conseguir, de cultivar y crecían rápidamente. Diferentes variedades tenías características  claramente diferentes que se reproducían puras, reapareciendo sin cambios de una generación a la siguiente. Como dijo Mendel en su trabajo original: «El valro y la utilidad de cualquier experimento dependen de la elección del material adecuado al propósito para el cual se usa».

La elección de Mendel de la planta de guisante para su experimentos no fue original. Sin embargo, su éxito en la formulación de los principios fundamentales de la herencia (donde otros habían fracasado) se debió a su enfoque del problema:

  • En primer lugar, sometió a prueba una hipótesis muy específica de una serie de experimentos lógicos. Planeó sus experimentos con cuidado e imaginación, eligiendo para su estudio solamente diferencias hereditarias bien definidas y mensurables.
  • Segundo, estudió la progenie no solo de la primera generación, sino también de la segunda y de las subsiguientes.
  • Tercero, y es lo más importante, contó los descendientes y luego analizó los resultados matemáticamente. Aunque su matemática era simple, la idea de que un problema biológico podía estudiarse cuantitativamente fue sorprendentemente nueva.
  • Finalmente, organizó los datos de tal manera que sus resultados pudieran ser evaluados simple y objetivamente. Los experimentos mismos fueron descritos con tanta claridad que pudieron ser repetidos y controlados por otros científicos.

 

Fuente: Biología. Curtis & Barnes.