La golondrina común es el ave del año

La golondrina común (Hirundo rústica), ese ave con la cola ahorquillada por dos largas plumas rectrices, la frente y la garganta pardo rojizas, una panza blanco nacarado y brillo azul metálico en el dorso, que sorprende con su vuelo rápido, rasante y constante, caracterizado por cambios de rumbo repentinos y progresivos, es un símbolo de nuestros campos. Pero los productos químicos y el deterioro del paisaje rural han hecho que su población baje drásticamente en los últimos años, según anuncia SEO/BirdLife, que la ha elegido como ave del año 2014.

De acuerdo a los criterios de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), la golondrina podría considerarse en España dentro de la categoría de amenaza vulnerable, ya que ha sufrido el alarmante declive poblacional del 33% en los últimos 10 años y existe una clara probabilidad de extinción de al menos el 10% dentro de los próximos 100 años. Es una categoría de amenaza similar a la de especies como la cigüeña negra o el buitre negro.

En Europa su población experimenta un declive aún mayor que el observado en España. Los datos del European Bird Census Council (EBCC), indican un descenso en toda Europa del 35% para el periodo comprendido entre 1990-2011.

Las causas de la regresión que padece la golondrina común, hay que buscarlas en un cúmulo de factores, como el despoblamiento rural, que ha ocasionado que sus lugares de cría predilectos sean abandonados o destruidos, y por el uso intensivo de insecticidas y otros agentes químicos en el campo, los cuales merman su potencial reproductor a la vez que eliminan su principal alimento: los insectos.

La persecución directa por parte del hombre y la falta de lugares adecuados para nidificar en los edificios modernos contribuyen también a su declive. A lo anterior también se suma la escasez de materiales (barro) para construir el nido en algunas zonas urbanas.