Más allá de la granja
En “La Granja” todo parecía perfecto. Nacer, crecer, hacer la fotosíntesis y morir era un ciclo de vida muy tranquilo. Pero Patricia Patata no estaba satisfecha. Cada día se levantaba, realizaba sus tareas y, al caer la noche, se preguntaba si la vida no era más que esa rutina vacía.
Un día, se dirigió a su amiga Raquel Rábano:
– ¿Nunca te has preguntado qué hay más allá de la valla?
– ¡Deja esas tonterías! -respondió Raquel-. Fuera sólo hay tierra seca, no hay vida.
Patricia volvió a sus faenas, pero aquella curiosidad no desaparecía.
La granja se dividía en tres barrios: “La Colmena”, casa de las abejas; “Villabriz”, la exclusiva mansión de los gusanos; y “Los Surcos”, el hogar de los vegetales. Allí, Patricia recordaba las historias de su tío abuelo, Tomás Tomate, quien aseguraba que hace tres primaveras, un monstruo negro descendió del cielo, se llevó a Belén Berenjena e hirió a Pepe Pepino. Aunque su tía abuela, Rita Remolacha, lo desmentía alegando demencia, Patricia creía que era cierto: había vida “extragranjil”.
Determinada a probarlo, organizó una expedición con el intrépido Cristóbal Coliflor. Los días pasaron, y se corrió el rumor de que habían perecido. Pero justo en la noche de luna llena, Patricia y Cristóbal regresaron triunfantes.
– ¡Mirad lo que hemos encontrado! -exclamó Patricia mientras mostraba su cuaderno lleno de anotaciones.
Tras días de ajetreo en el Palacio de la Savia, el Gobierno del Néctar dio a conocer “Los Escritos de Patricia” y explicó sus múltiples hallazgos. Resultó que fuera, efectivamente, había vida. Se fue clasificando todo lo encontrado en reinos. Cada reino en filos. Los filos en clases, las clases en órdenes, los órdenes en familias y las familias en géneros. Finalmente, se adoptó un sistema de apellidos para determinar la especie de cada individuo. Así surgieron Nico Níscalo, Susi Serpiente o Hugo Hurón. Se nombró como Carlos Cuervo al que pudo ser el culpable de aquella fatídica noche que recordaba Tomás Tomate (ahora en cursiva).
Tras la muerte de Patricia Patata y Cristóbal Coliflor, se les erigió una estatua nombrándoles descubridores de lo que llamaron “Biodiversidad”. Con los años, “La Granja” se convirtió en un referente en biología, adquiriendo gran prestigio.
Autor: Gonzalo Martín Llorente. COLEGIO ANDEL – 1º BTO