Oso polar con abrigo y sombra de ojos

“¡Oso polar con abrigo y sombra de ojos!”, exclamó la pequeña Casilda en una excursión escolar. “No, es un panda”, le sonrió su profesora. “¡Caballo blanco con rayas!”, dijo señalando a una cebra y su profesora la volvió a corregir. “¡Mi perrito!, pero más grande y enfadado” dijo refiriéndose a un lobo.

Casilda, disgustada, le preguntó a su profesora por qué no paraba de corregirla: “¡Qué más dará su nombre!”. “El nombre es muy importante, nos ayuda a diferenciarlos, no son de la misma especie. Por ejemplo, en el caso del oso panda no es un oso polar, uno vive en el Polo Norte y el otro en los bosques de bambú de China” le trató de explicar su profesora. “Vamos, uno es esquimal y el otro chino, pero, ¿son iguales entonces, solo que hablan idiomas distintos?”.

Su profesora se rió: “No solo hablan idiomas distintos, también… comen cosas distintas. Los osos polares son carnívoros, los pandas herbívoros”. “Pues mi primo es como un panda: ¡vegetariano!, pero sigue siendo mi primo” respondió Casilda. “Tienes razón, se podría decir que son como primos. Pero son de especies distintas, como la cebra o el caballo, el perro y el lobo. Verás, hace milloooones de años una especie de célula se comió a otra, vivieron juntas en armonía y como lo pasaron tan bien, su amistad evolucionó hasta dar lugar a conjuntos de células más complejos. Así, poco a poco surgieron los diferentes reinos, que aunque puedan tener un antepasado común tienen muchas diferencias: en la alimentación, el lugar en el que viven y, especialmente, en su interior”.

– ¿En su interior?

– Sí, estas células nuestras tienen una información muy característica que nos hace ser lo que somos; desde el momento en que la información que contienen es muy diferente hablamos de especies distintas. Además, esa información nos hace a todos únicos y especiales, y son estas diferencias las que permiten que vivamos en un mundo tan bonito y diverso como el nuestro.

A Casilda le contentó la explicación pero se entristeció al ver a uno de sus compañeros llorar. Había llegado con sus padres desde África buscando una vida mejor. Por si su nacionalidad -diferente de la de sus compañeros- fuera poco motivo de burlas, tenía la piel llena de manchas blancas que causaban la risa de muchos.

Casilda, con determinación y aunque sin haber entendido del todo la explicación de su profesora, se acercó a él y le dijo: “No llores, que se rían. Que si el mundo funciona y permite que se sigan riendo es gracias a personas como tú: adorables como el panda, originales como la cebra y valientes como el lobo”.

Autora: Claudia Luquero Menéndez. IES ANTONIO DOMINGUEZ ORTIZ – 2ºBTO

Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de Madrid
Resumen de privacidad

El presente sitio web pertenece al Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de
Madrid (COBCM) utiliza cookies propias y de terceros para mejorar analizar el tráfico
web de la misma. Para continuar navegando es necesario aceptar expresamente la
Política de Cookies. Aviso LegalPolítica de privacidadInformación sobre cookies

.